sábado, 1 de septiembre de 2012

Un pajarito azul anunciará los resultados electorales


Las redes sociales, como nunca antes, serán definitivamente un punto de encuentro y un salvoconducto para estar bien informados en las próximas elecciones del 7 de octubre.
Y este amigable pajarito azul, evitará madrugonazos
Anuncia los resultados del 7 de octubre 


Todas las mesas de todos los rincones del país tendrán cómo instantáneamente, informar los resultados. Para ello, será necesario ser muy responsables a la hora de retuitear información.

Sabemos, que el tema de las redes sociales se ha discutido y en algunos casos, han sido puntos de controversia  en espacios donde la libertad de expresión es un punto de encuentro.

Recordemos que a principios de año, el presidente Chávez dijo que «internet no podría seguir siendo un territorio libre, donde cada quien diga lo que quiere, por lo que tenemos que imponer normas…»

Días después de esta afirmación que hiciera el presidente Chávez apareció, por «pura casualidad» una declaración de la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz quien decía en esa ocasión que la red no puede ser un territorio sin ley.

Si bien es posible controlarlas o tumbarlas, si fuera necesario hacerlo para este gobierno, porque se vieran afectados y seriamente amenazados ¿Cómo controlar la información por estas redes en el exterior?

Las elecciones del próximo 7 de octubre no solo interesan a los venezolanos, quienes somos por supuesto los principales afectados e interesados, sino que seremos el foco de atención en todas partes del mundo. Así que de suceder algo en el país, quedaría al desnudo ante el mundo cualquier posible trampa que quisieran jugarnos, además si esa fuera la decisión, dado que todo el sistema de telecomunicaciones, sabemos es controlada por el gobierno, las noticias sobre cómputos, situaciones en centros de votación, etc., estarán a la orden del día no solo en Venezuela sino en el mundo entero.

El próximo 7 de octubre cada venezolano se convertirá en un corresponsal en cualquier lugar del globo donde se encuentre, también el exhorto es a ser serios y no prestarse a publicar informaciones no confirmadas que pueden estar llenas de malas intenciones y confundir así el proceso.

Tenemos un arma de doble filo en nuestras manos, hagamos el mejor uso de ellas para que esta vez no haya madrugonazo posible, juntos y con responsabilidad, el pajarito azul será quien diga el próximo 7 de octubre que Capriles es el Presidente de Venezuela!

domingo, 19 de agosto de 2012

¿Quién dijo miedo?


Un 4% de ventaja lo tiene la oposición desde el 2010

En la guerra de las encuestas y los numeritos, muchos se sorprenden de que ya Henrique Capriles Radonski lleve unos 4 puntos de ventajas, según algunas de las últimas encuestas realizadas por las más serias de las encuestadoras.

No entiendo por qué tanta sorpresa. Si recordamos que la bancada de la oposición de  la Asamblea Nacional ganó con el 52% de los votos en el 2010, según el propio CNE, que esto, ya es mucho decir;  entonces simplemente la oposición desde hace 2 años tiene por lo menos esos 4 puntos de ventaja por encima del candidato del gobierno.

Esa situación por cierto generó una serie de comentarios en su momento, no sé si reflexiones, entre las propias filas de los oficialistas. Recuerdo que un artículo de Alan Woods, el británico trotkista y marxista, amigo del proceso venezolano,  en su análisis a distancia, decía al referirse a los resultados electorales: «Mientras que el voto de la derecha aumentó en un 2,28%, el voto de la izquierda cayó fuertemente en 14,44%. Esto significa —agregó Woods en el 2010— que la oposición no ganó; los chavistas perdieron»

Con o sin juegos de palabras, la oposición obtuvo un porcentaje por encima, ¿qué puede haber hecho de bueno este gobierno en los últimos dos años para transformar esas cifras a su favor? Remontar un 14,44% en dos años que lo que se ha visto es destrucción del país, abusos y aumento de la inseguridad, solo por mencionar parte del fracaso revolucionario, sin hablar de la fulana enfermedad convertida según algunos en Misión Lástima, no creo que sean acciones para que el Presidente saliente logre cambiar el ritmo aritmético.

Si seguimos haciendo ejercicios de memoria, podríamos recordar que la participación de esas elecciones parlamentarias fue estimada en el 67,5% es decir, cerca de 11,8 millones de ciudadanos que acudimos a las urnas, lo que convirtió al proceso comicial en uno de los más concurridos de la historia en los últimos años, con esto quiero decir, que no he tomado un modelo de alta abstención para indicar que ya en el 2010 la oposición estaba por encima del oficialismo.

Si Henrique Capriles Radonski sigue acercándose a la gente, de la manera como lo está haciendo, si el entusiasmo sigue creciendo entre los venezolanos por apostar a un país con futuro y progreso, donde las cosas funcionen, todo indicaría que ese 4% que ya viene desde hace 2 años aumente vertiginosamente y el número de votantes a favor de «El Flaquito» supere todas las expectativas.

No es un secreto para nadie el hartazgo que vive el venezolano, la burla del día a día por parte del gobierno nacional, el país cayéndose a pedazos (y esto es literal), los cientos de asesinatos de los fines de semana, la falta de hospitales, la corrupción y pare usted de contar.

Las cartas están echadas, el enfoque es a votar e insistir en la secretividad del voto; los venezolanos hartos y el gobierno fracasado ¿Quién dijo miedo? ¿El 4% por ciento? Eso es nada para la avalancha que está por llegar.


domingo, 1 de julio de 2012

La desnudez de tantos


Mis reflexiones sobre Sergio Pitol

Montarme en ese tren desde los parajes de Kafka en aquella Praga post comunista,  hasta Giorgia, para encontrarme con el esplendor de escritores, aventuras, historias y hasta el arte de la diplomacia, fue todo El Viaje que entre cabellos enredados por un régimen obsoleto me presentó Sergio Pitol.

Desde la subida al tren me encanté con sus historias y con toda esa pléyade de intelectuales y artistas que me presentó en los escenarios iluminados de La Hermitage, otros simplemente en un café, en la calle o en refinados y fatuos espacios dirigidos por funcionarios.

Pero también me llevó a ver la desnudez de un exterminio en la purga de muchos escritores por ser considerados enemigos de un gobierno marcado por códigos, prohibiciones y desconfianza, donde a pesar de la mutación de un pensamiento crítico, lograron crecer y ser, como una «oda a la libertad» la de Pushkin.

Marina Tsvietáieva, una de ellos. La ubiqué entre los estantes infinitos del google, porque ya esos lujos no los encontramos en Venezuela, luego de ese viaje, me encontré con la mujer, con ese sufrimiento de la vida, una vida que dolía tanto que prefirió decidir sobre ella para no seguir padeciendo el hambre y la miseria. 

Todas las consideraciones y reconocimientos de Sergio Pitol hacia la escritora me hicieron seguirla, llegué incluso a ver que su sexualidad estaba en la misma acera de ella, mientras sus hijos distantes. La más fue la que sacó a la luz toda la obra de su madre. Ese ensayo reflexivo, apasionante, autobiográfico me despertó la ansiedad por encontrar a la escritora y leerla. Aún no lo he hecho, es mi tarea urgente, esa que me impone Sergio Pitol con su viaje fantástico en un abecedario lleno de nostalgias y encuentros.

Me paseó por toda una gestión intelectual, indestructible que se mantiene en el tiempo. Una vida ajustada a otros placeres donde se percibía una línea extraña entre el pasado y el futuro. Se imponía una evidente mutación al pensamiento crítico y una gestión social fracasada que él siempre lo tuvo claro y los funcionarios pintaban tras sus ojeras un desentendido para no darse cuenta de que aquel mexicano los había descubierto.

Las referencias a esa agonizante Perestroika me llevó a vivir las más escalofriantes escenas, algunas algo escatológicas. Hurgó a alta velocidad en el flashback llevándome a los años 30’s y me paseó por los 60’s.
Me tejió -sin darme cuenta- un wipil de ingenio intelectual, de crítica de una circunstancia histórica, en una trama por donde solo la luz de su conocimiento penetró. 

sábado, 23 de junio de 2012

La radio es el medio más poderoso de conexión y emoción que puede darse entre los oyentes y una buena programación.
 
Esta sinergia nos permite presentarles «La mañana en UNO» desde donde podemos hacer atractiva –a través de un exquisito carrousel de producción- la presencia de su empresa en este medio.

Con mi experiencia en el medio radial, así como en docencia y periodismo internacional, recorro con todos ustedes durante una hora cada mañana de 7 a 8, ese mundo de la información del día a día, esas cosas que tanto nos preocupan y merecen comentarios, circunstancias del mundo noticioso que leemos a diario a través de los más importantes diarios nacionales.




lunes, 7 de mayo de 2012


«Bernardo Álvarez, Viceministro de Energía y Minas  -para entonces- me pidió que no diera mi versión»

Así lo expresó, Dag Mork Ulnes, quien fuera el Embajador de Noruega en Venezuela en el 2002

Uno de los testigos más buscados con respecto al caso de la supuesta toma de la Embajada de Cuba por Henrique Capriles Radonski, Alcalde del Municipio Baruta, para aquel momento, fue el Embajador de Noruega, porque intentó mediar en el caso, por petición de Bernardo Álvarez, pero no fue necesario, según le dijo por teléfono, el propio Embajador de Cuba.
De esta información es mucho lo que se ha hablado. Lo que se ha dicho poco, es que Bernardo Álvarez Viceministro de Energía para aquel momento, cuando vio que no era necesaria tal mediación porque el hoy candidato a la presidencia estaba tranquilamente dialogando con Germán Sánchez Otero, Embajador de Cuba, hizo presión al Embajador de Noruega para que no diera su versión, es decir, para que no dijera la verdad. A esta solicitud Dag Mork se negó.
Recordar es vivir, y siempre vale la pena recordar aquellos terribles días de abril del 2002 cuando tantas cosas sucedieron y en torno a él se han contado tantas historias. La que traigo aquí es contada por uno de sus protagonistas, el para entonces Embajador de Noruega en Venezuela, Dag Mork Ulnes.
Con el embajador ya habíamos tenido la ocasión de conversar en el 2004, mientras preparaba su mudanza para salir de Caracas, luego del referéndum revocatorio. Pero esta vez quisimos refrescar –una vez más- aquellos sucesos de la Embajada de Cuba en los cuales se ha querido inculpar al hoy candidato a la presidencia de la República, Henrique Capriles Radonski y por lo que pagó meses de cárcel y todavía se le endilgan culpas de las cuales el Embajador de Noruega desmiente.
¿Qué pasó ese día, luego que Bernardo Álvarez le pidió asilo?
La situación toda era muy confusa, nos sentamos a ver juntos la televisión (Álvarez y el Embajador) y vimos que Capriles había entrado a la Residencia del Embajador de Cuba y ambos, estaban hablando. Bernardo me dijo que tenía que ponerme a disposición de Germán Sánchez Otero para mediar. Tomó de inmediato su celular, llamó al Embajador y me pasó el teléfono.  Pregunté si podía hacer algo por él, en el campo neutral y el Embajador me respondió textualmente: «No es necesario, todo está tranquilo, muchas gracias por su llamada, pero todo transcurre de manera ordenada».
Esto por supuesto se lo informé a Bernardo.

¿Y qué pasó, usted dio su versión a medios de comunicación en Venezuela?
—Sí, por supuesto, lo hice pero fui expuesto a una presión muy grande. Tanto telefónica como personalmente.

¿Por parte de quién fue esa presión?
—De Bernardo, fundamentalmente venía de él, ya para entonces él era Embajador en Washington e intentó por todos los medios que yo retirara la versión que había dado a través de una entrevista, pero siempre me negué a hacer tal cosa.

miércoles, 25 de abril de 2012



La salud del Presidente en 140 caracteres. 
El doctor José Rafael Marquina sostiene que tratamiento a Chávez ha sido errado. Sus fuentes le informan desde el CIMEQ por twitter y mensajes de texto el día a día del mandatario venezolano. No confirma si quienes le dan información son los mismos que dan datos a periodistas o a Roger Noriega.
Dice además que nadie lo ha desmentido


Así de categórico responde José Rafael Marquina, el famoso médico consultado por cientos de seguidores en su @marquina04 de Twitter, acerca de la enfermedad de Hugo Chávez. Agrega el médico que al Presidente lo operan porque le diagnostican un absceso pélvico y a los tres días la biopsia demuestra que es un cáncer, lo vuelven a operar y es Fidel Castro quien informa al mandatario diciéndole: “te vamos a ayudar y te vamos a tratar”.
¿Cómo sabe que esto se lo dijo Fidel? Es parte de la incógnita de esas fuentes que dan tantos detalles al médico sobre el cáncer, sus dolencias y tratamiento; tanto que en el momento que conversábamos, le llegó un mensaje que decía que el presidente Chávez paseaba por los jardines del Hospital CIMEQ de La Habana, en silla de ruedas.
Así comienza nuestra entrevista con el médico internista, tratante de desórdenes del sueño y con especialidad en pulmón, en el Hospital Physicians Regional de Naples, José Rafael Marquina: sentados en una sala de espera del segundo piso de ese hospital, uno de los cuatro donde trabaja el médico venezolano y magallanero, donde también tiene su oficina privada con 19 empleados.
Desde que el doctor Navarrete rompió el silencio de la enfermedad y dijo, según él con información de primera mano, que la situación del presidente Chávez era bastante delicada, los rumores, las informaciones oficiales y los desmentidos han corrido.
Un par de meses después, aparece Marquina ofreciendo información a través de medios en Miami, Argentina y en las redes sociales sobre la salud del Presidente, alegando tener fuentes confiables e insistiendo en que hasta la fecha nadie lo ha desmentido y que todo lo que ha dicho se ha ido confirmando.
¿De dónde logra usted obtener tanta información? Pregunta obligada, con una respuesta también obligada de no revelar la fuente. “Esa pregunta es imposible de responder. No voy a aludir a nadie”. No obstante, el doctor Marquina dice que no solo él maneja información, que hay tres periodistas más que lo hacen (dos venezolanos y uno brasileño), además del embajador Roger Noriega. Todos manejan fuentes confiables, dice, aunque hace silencio y cambia de tema al preguntarle si es la misma.

–¿Por qué habla usted de una cadena de errores?
–Originalmente se hablaba de un cáncer de colon y hacen todos los preparativos para tratarlo, envían radiografías a Boston y Brasil, y se determina que es un leiomiosarcoma de vejiga; y en vez de tratarlo como sarcoma, lo tratan como un cáncer de vejiga y aplican una quimioterapia equivocada con altas dosis de esteroides. No dan seguimiento al tumor, le hacen tomografía en octubre y luego en febrero, tiempo fatal para un tumor tan agresivo. Encuentran entonces que hay recurrencia, lo cual indica que el tratamiento no fue el adecuado. Otra de las preguntas incógnitas es por qué no le dieron radioterapia junto a la quimio, si aquella es bastante efectiva para tratar los dolores, por eso hablo de una cadena de errores. En esta etapa de la enfermedad cualquier otra intervención quirúrgica sería bastante riesgosa.
–¿De qué manera le ha afectado el tratamiento?
–Al presidente Chávez le han suministrado altas dosis de esteroides, lo que ha hecho que gane peso, podría tener supresión de las glándulas suprarrenales. Estas son algunas consecuencias de la enfermedad a largo plazo.
–¿Cuánto es largo plazo?
–Cuatro semanas, y en ese lapso podría tener pérdida de la densidad ósea y cambios emocionales. Porque los esteroides luego de este tiempo hacen que el cuerpo pierda sus defensas, lo que ha hecho que la enfermedad haga metástasis. El uso de esteroides ha sido otro error, esto ha sido de mucho consenso en la comunidad médica.
–¿Cuál es esa comunidad médica?
–Esa información fue dada fundamentalmente a varios médicos del Hospital Militar (Caracas) y coincidía con la información que el presidente Chávez había dado, cuando él dijo que tenía un tumor de 2 centímetros. Hay mucho hermetismo, nunca vamos a tener pruebas de ello. Pero nadie me ha desmentido.

IN CRESCENDO
José Rafael Marquina era un twittero de muy pocos seguidores y cuenta que cuando comenzó a hablar de la salud de Chávez los seguidores empezaron a aumentar hasta los más de 60 mil que hoy le consultan. Él trata de evitar rumores y dice protegerse de las malas intenciones de quienes quieren hacer amarillismo con el tema.
Volviendo al paciente, negó categóricamente que el grupo de médicos cubanos pueda tener relación con médicos de Estados Unidos, aunque sí se conoce la presencia de tratantes de Brasil.
–¿Quisiera usted tratar al Presidente?
–No, no me sentiría cómodo por muchísimas razones, lo que sí haría sería conseguirle, o más bien recomendarle, los mejores médicos en Venezuela y Estados Unidos.
–¿Ha tenido acceso a los informes médicos?
–No, pero insisto en que yo soy serio en mis afirmaciones, lo he dicho muy claro, esta es información que ha sido filtrada. Esto no es un juego de que yo tengo y que yo muestro, no quiero ser el vocero oficial del Presidente. Mi intención es informar desde el punto de vista médico. Cuando la información tiene sentido médico, la he dado a conocer y ha sido escrutada por el mundo entero y todo lo que yo digo tiene sentido. Tenía la esperanza de que alguien saliera a desmentirme y, lamentablemente, cada día que pasa hay más hermetismo, más rumores y se dicen cosas que no son ciertas.
–¿Ha sido amenazado?
–No, me han dejado mensajes pequeños, ofensivos, pero no amenazantes.
–¿Cómo ve la parte emocional del Presidente ante su enfermedad?
–Totalmente impredecible. Ojalá comprenda que es hora de reconciliar al país, lo que ocurre es que el Presidente tiene demasiado poder, todo el poder, y eso parece que está por encima de todo.
–¿Pero la enfermedad está por encima del poder?
–Claro que no, así que habrá que esperar.
–¿Volvería a Venezuela?
–Claro, porque no he cometido ningún delito. Me encantaría ir a la Feria del Sol en Mérida, comprarme una casita en Margarita, poder ir una vez al mes a mi país y sobre todo me gustaría tener la oportunidad de atender a pacientes completamente gratis; si algún hospital o clínica privada me permitiera sus espacios, esa sería mi contribución al país.
–¿Le interesa la política?
–Para nada, solo quisiera ser el manager de un juego Caracas-Magallanes. Soy magallanero.
–¿Cómo hace usted para responder a tanta gente en twitter?
–Gracias a la tecnología. Estos teléfonos me permiten en solo 30 segundos responder muchos mensajes. Tengo además mensajes ya grabados.

Ya levantándonos de la silla en la despedida, me leyó un par de mensajes de twitter que llegaban en ese momento de “su fuente”: “Está respondiendo a su tratamiento, pero ahora ha desarrollado dolor en la cadera, pues parece que tiene un tumor. Está recibiendo fisioterapia”.
Negó tres veces que Nelson Bocaranda fuese su mejor fuente. Luego pidió apagar el grabador y, antes de despedirnos, me leyó algunos datos más de esa fuente, sin revelarla. Uno de los mensajes decía: “se mueve en los jardines del CIMEQ en silla de ruedas”.

martes, 3 de abril de 2012

El cielo tendrá que esperar

Conejero, Chichicastenango, El Rastro o Camden Town, cualquiera de ellos me encanta igual, porque los mercados para mí siempre han sido lugares de obligada visita al llegar a un pueblo o ciudad. Es el espacio del encuentro, de vivencias reales, de negociaciones insólitas, caras autóctonas, vasos sudados de jugos de colores, olores de yerbabuena, loroco o izote, atoles, arepitas o tamales, son todo un festín de sabores para experimentar.
Pero además de mi pasión por esos lugares de común encuentro, visitar los cementerios también es costumbre y encanto. Son dos espacios vivos, aunque en uno vivan los muertos y se aparca la síntesis, el cierre y la totalidad –a veces la tranquilidad- y ese resumen de la vida que canta otro espíritu.
Lo que nunca me habría imaginado era la existencia de ambos espacios disputados entre vivos y muertos, en una especie de sincretismo y sin razón. Como si la espiritualidad del alma diera espacio a la miseria de la carne.
Y allí estaba yo de frente al infortunio, mientras buscaba el alma de los muertos entre tumbas, solo aparecían niños y mujeres preparándose para poner la mesa en el salón de un mausoleo que rinde culto a alguien, que sin duda vivió mucho mejor que ellos.
Entre majestuosas construcciones funerarias se muestra la tradición de una cultura exótica, amplia y desahogada, no tanto como la de los faraones en las pirámides, pero sí, cómodo espacio que alguna vez sirvió a los vivos para acompañar a sus muertos, hasta por cuarenta días en señal de duelo.
Entré en silencio por respeto a quienes allí descansaban, dudé de inmediato si en paz, cuando vi dos habitaciones, aquellas del duelo, convertidas en cocina y dormitorio, los niños gritaban y jugaban con hambrientos perros, mientras las mujeres abanaban ollas con olores parecidos a los de cualquier mercado.
Y es que en El Cairo hay más de un millón de cairotas que viven en las entrañas del pasado, haciendo vecindad con nobles egipcios. Les cuidan los mausoleos a cambio de que se les permita vivir allí. Cuando llegan los familiares de los muertos, son capaces de recoger todas sus pertenencias en minutos para dejar espacio al silencio y a los rezos.
Allí, entre una extravagante arquitectura se cruza el bullicio de la vida. Los habitantes de ese curioso lugar nos miraban como si fuéramos los verdaderos vivos en aquel paisaje de arte en la necrópolis. Un salón revestido en piedras diseñado seguramente como la Kaaba para los rezos, apuesta a la vida entre olores nauseabundos.
La relación con los difuntos es terrenal, Mustafá o Sinhué o Zaid, un anciano sudoroso que me miraba con ganas, estoy segura, de quererme contar su historia y yo habría dado cualquier cosa por escucharla, me marcaba el cuerpo con sus ojos, mientras que yo imaginaba su leyenda en la expresión de su rostro, en su mirada caída, perturbada tal vez por tantos años conviviendo con los muertos. Su huella con la vida se retrataba en aquellos pies desnudos y polvorientos.
Mi mente voló a Guatemala de inmediato, porque lo más extraño que había conocido –hasta ese momento- en materia de difuntos y flores, había sido la visita que los mayas hacían a sus muertos a través de inmensos barriletes los primeros de cada noviembre, pero eso era solo una toma momentánea del cementerio.
Las familias llegan y como por arte de magia, colorean todo, flores de papel y naturales adornan las  tumbas también de colores, candelitas con el significado del amor y del adiós. El delicioso fiambre, una comida típica del día, es roja, verde, blanca, morada, acompañada de tortillas negras y atol, se lo ofrecen a sus muertos, pero desde el paladar de los vivos.
El cielo abierto se abre –en el mejor momento de los vientos- para que los barriletes se crucen y entreguen los mensajes a esas almas. Pero allí termina todo y los muertos siguen descansando en paz.
Pero en la Ciudad de los Muertos o Al-Arfá no hay descanso, es un cementerio sin llanto y sin miedo. Tampoco hay paz, es una forma de vida que una histórica circunstancia social de desalmados gobernantes, ha marcado a estos millones de cairotas.
Desde una barbería hasta la venta de ropa, joyas de mala calidad y ese regateo propio de Chichicastenango, heredado tal vez de aquellos faraones,  pasa por los mausoleos como si estuviéramos en un mercado negociando la mercancía terrenal. No hay paz en los sepulcros. Los egipcios celebraban la muerte, las majestuosas arquitecturas funerarias, las pirámides, son el mejor testimonio. Pero también gozaban de la vida.
En este lugar no vi ni lo uno ni lo otro, solo la idea de que el cielo tendrá que esperar para que los cairotas encuentren viviendas y los nobles descansen en paz. 

domingo, 12 de febrero de 2012

"La injusticia es violencia contra la caridad"

Mi paso quedó marcado en el polvo, en medio de una plaza poco cuidada de la ciudad, donde niños y desempleados conjugan el mismo verbo en medio del desamparo. A la derecha una oficina pública, muy pública y una estación del METRO donde la gente acelera el caminar para alcanzarlo, esperando que funcione y que nadie haya decidido su final allí, ese día. A la izquierda una avenida grande, inmensa y descuidada, uno que otro kiosko con fritangas. Perros con miradas tristes y olor a abandono, cuerpos hambrientos, a la espera de quién sabe qué.
Ver niños en una plaza sería normal en cualquier ciudad, incluyendo la nuestra. Pero ver a un niño exhibir su desnudez con un trozo elemental de comida entre sus deditos, no lo es tanto. Verlo con señales de muerte temprana marcadas en su pancita, tampoco.
Lo particular, tal vez sea que él vive en la oficina pública, allí recibe migajitas de vivienda, de comida y de cobijo en una patria desarmada en pedacitos, sin encontrar un marco para volverla a armar. Pero eso sí, armada hasta los dientes para protegerla de quién sabe quién o de quién sabe qué final. En esas oficinas, se manejan papeles de qué se yo, y se negocia con Estados grandotes y millonarios mientras él duerme en el cubículo de al lado. La plaza es como el patio de su casa, solo que no le pertenece, tampoco podría tener las cosas que él quisiera, como un simple pollito,  una mata de mango,  un perro. No puede tener nada,  menos aún recuerdos, como esos que llegan cuando ya uno está grande y por años los ha guardado en algún lugar de la memoria y aparece el día –sin darnos cuenta-  que tu corazón los activa.
Mi tristeza no sé si se parezca siquiera a la de él que viene de un vientre carcomido por el hambre, un cuerpo que seguramente no tuvo cuidado alguno, una madre que le tocó escenificar la pobreza. Un embarazo como si «le hubiesen limpiado pulcramente el aparato digestivo», como lo diría el poeta Otto René Castillo; pero ahora recibe una limosna de lo mucho que le pertenece, eso que no se sabe adónde ha ido a parar, a los bolsillos de un desaliñado funcionario que ahora hace «negocios». Quién sabe si a paisajes extraños y diversos. Y me pregunto, ahora cuál será la misión en su vida.
Él, José, Yakson, guiliam o Yosner,  son los niños de la patria. Ellos forman parte de esas familias que en un eufemismo revolucionario se les llama «dignificados» como si a la gente se le dignificara con limosnas, como si la tristeza que a nosotros nos conmueve y a ellos los marca para siempre, no acabara con sus recuerdos y su infancia, como si la dignidad se pudiera canjear por caridad. Como si la falta de amor con la que viven no fuera evidente. Como si la desatención, el hambre, el sueño, el frío la insalubridad no les va a dejar una huella indeleble, esa que nunca se marcaron sus padres –en el meñique- para elegir un futuro cierto, distinto, digno.
La dádiva pretende paralizar su acción, mantenerlos en estado catatónico. Mientras tanto ese vacío en su aparato digestivo, no es ni tan grande cuando nos perdemos en el abismo de un espíritu hambriento.
Y es que la pobreza es como un estado de muerte. Inerte,  frío, donde nada ocurre, donde la energía que te anima a ser feliz no existe. Él, José, Yakson, Guiliam o Yosner están allí, esperando no una limosna, sino justicia, porque «La injusticia es violencia contra la caridad», en recuerdo a Mario Briceño Iragorry