lunes, 29 de abril de 2013

Una inmensa duda avalada por un grupo de cómplices


El tema que nos ocupa a los venezolanos desde el pasado 14 de abril, no es otro que el de conocer la verdad en medio de una situación de odio y venganza, que por lo menos yo, no recuerdo haber vivido jamás en mi país, y esa verdad la conoceremos con o sin cómplices que ayuden a ocultarla.

Todos percibimos la trampa en el ambiente, todos sentimos y sabemos que no es normal lo que se vive en Venezuela. La cínica aparición de la rectora (en minúsculas, claro) aduciendo que no se puede hacer la auditoría como lo ha solicitado el Comando Simón Bolívar es parte del colofón de cosas sin mesura. La conducta de un gobierno de «mientrastanto», como lo ha llamado el gobernador Henrique Capriles, deja mucho qué pensar con esa actuación hostil, de persecución que se corona con la detención reciente del general Antonio Rivero por denunciar la presencia de cubanos en nuestras Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas. Cosa que de paso, la conocemos desde hace tiempo, solo que el general Rivero dio detalles y tocó la fibra de la verdad, valor que este gobierno no conoce y patea.

Pareciera que las cosas andan al revés y sí, así andan. 

En medio de este ambiente abstracto y al revés hay una comparsa de Presidentes que ha avalado no solo el fraude, que ya es bastante, sino que han atentado  contra de la democracia en la región. Un altanero como Rafael Correa que se atreve a insultar a quien obtuvo más de la mitad de votos de los venezolanos, lo hace por CNN con el mayor desparpajo.

El problema de Venezuela, no se circunscribe solo a lo que pase en el casi un millón de kilómetros cuadrados que tenemos, se extiende a toda la región, eso lo saben muy bien todos los gobiernos, hablo especialmente de los menos clientelares, y digo menos, porque TODOS han demostrado ser clientes, por encima de demócratas. Las prebendas, el petróleo, los negocios han sido más fuertes que un pueblo que clama por justicia y por democracia, un pueblo que  acudió a las urnas y le robaron las elecciones, y 3 días más tarde toda esta "parranda" de presidentes legitimaron esas elecciones. 

Alguien dijo en twiter que el único sincero había sido Evo Morales que dijo claramente que había que estar en la reunión de UNASUR para apoyar a Maduro como nuevo presidente, y en efecto, al pasar de los días nos dimos cuenta que fue ese el motivo de la reunión. Sin emargo, otros como Santos, Piñera y hasta el mismito Rajoy con su PP recalcitrante y anti comunista, pero es que los negocios mueven montaña, aparentemente accedieron si se contaba voto a voto, cosa que la señora del CNE no hizo, los burló también armando toda una tramoya alrededor de la auditoría con artículos, números y argucias, muy rápidamente desmentidas, por cierto, por un video del año pasado donde el mayor artífice de las vagabunderías explica cómo se hace la trampa. ¡Qué triste!

Vargas Llosa y Plinio Apuleyo han llamado lo sucedido en Venezuela, por su nombre y de ahí el título de este artículo. Los presidentes de la región han sido cómplices y no silenciosos de una incertidumbre, de un fraude, de una trampa que -segura estoy- costará muy caro a toda la región, han sido cómplices de un gobierno persecutor, corrupto, mentiroso, tramposo, ineficiente y grotesco. A simple vista se ve que lo que aquí sucede "huele a quemaó". Ojalá en este futuro incierto que vive Venezuela, el costo no sea de vidas y estos presidentes algún día les toque un encuentro con su conciencia.

Espero que el final de esta historia sea el inicio de la paz, del diálogo y el progreso en el país, ya Venezuela no puede con más confrontación, y la comunidad internacional, sería justo que voltee a ver, un país que siempre pensó en sus pueblos, en su democracia, por encima de los intereses económicos. Pero lo que a diario veo, no pareciera ser el lead de esta historia.

Las complicidades en un entorno de violencia y venganza, pueden costar muy caro. Ojalá la comunidad internacional observe con equilibrio lo que vivimos a diario en un país que está en manos del odio. Tome nota y de una respuesta, por lo menos, para que puedan dormir en paz.