lunes, 7 de mayo de 2012


«Bernardo Álvarez, Viceministro de Energía y Minas  -para entonces- me pidió que no diera mi versión»

Así lo expresó, Dag Mork Ulnes, quien fuera el Embajador de Noruega en Venezuela en el 2002

Uno de los testigos más buscados con respecto al caso de la supuesta toma de la Embajada de Cuba por Henrique Capriles Radonski, Alcalde del Municipio Baruta, para aquel momento, fue el Embajador de Noruega, porque intentó mediar en el caso, por petición de Bernardo Álvarez, pero no fue necesario, según le dijo por teléfono, el propio Embajador de Cuba.
De esta información es mucho lo que se ha hablado. Lo que se ha dicho poco, es que Bernardo Álvarez Viceministro de Energía para aquel momento, cuando vio que no era necesaria tal mediación porque el hoy candidato a la presidencia estaba tranquilamente dialogando con Germán Sánchez Otero, Embajador de Cuba, hizo presión al Embajador de Noruega para que no diera su versión, es decir, para que no dijera la verdad. A esta solicitud Dag Mork se negó.
Recordar es vivir, y siempre vale la pena recordar aquellos terribles días de abril del 2002 cuando tantas cosas sucedieron y en torno a él se han contado tantas historias. La que traigo aquí es contada por uno de sus protagonistas, el para entonces Embajador de Noruega en Venezuela, Dag Mork Ulnes.
Con el embajador ya habíamos tenido la ocasión de conversar en el 2004, mientras preparaba su mudanza para salir de Caracas, luego del referéndum revocatorio. Pero esta vez quisimos refrescar –una vez más- aquellos sucesos de la Embajada de Cuba en los cuales se ha querido inculpar al hoy candidato a la presidencia de la República, Henrique Capriles Radonski y por lo que pagó meses de cárcel y todavía se le endilgan culpas de las cuales el Embajador de Noruega desmiente.
¿Qué pasó ese día, luego que Bernardo Álvarez le pidió asilo?
La situación toda era muy confusa, nos sentamos a ver juntos la televisión (Álvarez y el Embajador) y vimos que Capriles había entrado a la Residencia del Embajador de Cuba y ambos, estaban hablando. Bernardo me dijo que tenía que ponerme a disposición de Germán Sánchez Otero para mediar. Tomó de inmediato su celular, llamó al Embajador y me pasó el teléfono.  Pregunté si podía hacer algo por él, en el campo neutral y el Embajador me respondió textualmente: «No es necesario, todo está tranquilo, muchas gracias por su llamada, pero todo transcurre de manera ordenada».
Esto por supuesto se lo informé a Bernardo.

¿Y qué pasó, usted dio su versión a medios de comunicación en Venezuela?
—Sí, por supuesto, lo hice pero fui expuesto a una presión muy grande. Tanto telefónica como personalmente.

¿Por parte de quién fue esa presión?
—De Bernardo, fundamentalmente venía de él, ya para entonces él era Embajador en Washington e intentó por todos los medios que yo retirara la versión que había dado a través de una entrevista, pero siempre me negué a hacer tal cosa.

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