domingo, 1 de julio de 2012

La desnudez de tantos


Mis reflexiones sobre Sergio Pitol

Montarme en ese tren desde los parajes de Kafka en aquella Praga post comunista,  hasta Giorgia, para encontrarme con el esplendor de escritores, aventuras, historias y hasta el arte de la diplomacia, fue todo El Viaje que entre cabellos enredados por un régimen obsoleto me presentó Sergio Pitol.

Desde la subida al tren me encanté con sus historias y con toda esa pléyade de intelectuales y artistas que me presentó en los escenarios iluminados de La Hermitage, otros simplemente en un café, en la calle o en refinados y fatuos espacios dirigidos por funcionarios.

Pero también me llevó a ver la desnudez de un exterminio en la purga de muchos escritores por ser considerados enemigos de un gobierno marcado por códigos, prohibiciones y desconfianza, donde a pesar de la mutación de un pensamiento crítico, lograron crecer y ser, como una «oda a la libertad» la de Pushkin.

Marina Tsvietáieva, una de ellos. La ubiqué entre los estantes infinitos del google, porque ya esos lujos no los encontramos en Venezuela, luego de ese viaje, me encontré con la mujer, con ese sufrimiento de la vida, una vida que dolía tanto que prefirió decidir sobre ella para no seguir padeciendo el hambre y la miseria. 

Todas las consideraciones y reconocimientos de Sergio Pitol hacia la escritora me hicieron seguirla, llegué incluso a ver que su sexualidad estaba en la misma acera de ella, mientras sus hijos distantes. La más fue la que sacó a la luz toda la obra de su madre. Ese ensayo reflexivo, apasionante, autobiográfico me despertó la ansiedad por encontrar a la escritora y leerla. Aún no lo he hecho, es mi tarea urgente, esa que me impone Sergio Pitol con su viaje fantástico en un abecedario lleno de nostalgias y encuentros.

Me paseó por toda una gestión intelectual, indestructible que se mantiene en el tiempo. Una vida ajustada a otros placeres donde se percibía una línea extraña entre el pasado y el futuro. Se imponía una evidente mutación al pensamiento crítico y una gestión social fracasada que él siempre lo tuvo claro y los funcionarios pintaban tras sus ojeras un desentendido para no darse cuenta de que aquel mexicano los había descubierto.

Las referencias a esa agonizante Perestroika me llevó a vivir las más escalofriantes escenas, algunas algo escatológicas. Hurgó a alta velocidad en el flashback llevándome a los años 30’s y me paseó por los 60’s.
Me tejió -sin darme cuenta- un wipil de ingenio intelectual, de crítica de una circunstancia histórica, en una trama por donde solo la luz de su conocimiento penetró.