martes, 11 de octubre de 2016

El arte de REsignificar la comunicación del siglo XXI


Puede parecer una utopía, un destino, pero en realidad es un UN CAMBIO.

REsignificar la comunicación es la conciliación entre el tiempo, el entorno y la necesidad de ese cambio para crear una nueva narrativa y transformar actitudes.

Desde el lenguaje argumentamos y reflexionamos, nos planteamos desafíos y diseñamos una arquitectura de nuevas realidades. En este ejercicio intervienen la experiencia, el conocimiento, la inteligencia, las emociones, la imaginación, las relaciones y un mundo exterior que influencia constantemente nuestras vidas.

REsignificar es volver a crear, es reconstruir, es reinterpretar es diseñar un nuevo discurso que promueva el cambio con estrategias narrativas que nos lleven a un sistema de relaciones diferentes, a un orden de las ideas que abarca e influencia el medio en el que nos desarrollamos.

Una metodología procedente –entonces- para reinterpretar estas nuevas realidades es la Indagación Apreciativa, desde donde descubrimos, soñamos, diseñamos y damos destino a una nueva realidad, convirtiéndola en acción.

REsignificar, desde la Indagación Apreciativa, es construir un mundo distinto, es transformar tu propia realidad modificando versiones del pasado y tomar lo mejor de esa experiencia para crear una nueva versión de tu ser y con ello un cambio en el colectivo.


jueves, 22 de septiembre de 2016

Entre los 80 y 90 se realizaron en el país 10 trasplantes de corazón


Dr. Manuel Penso: "A pesar de que Venezuela fue el primer país del mundo en erradicar la malaria, hoy nuevamente por la situación precaria de salud, vuelve a aparecer esta enfermedad"

Una conversación de corazón a corazón, solo puede darse con una persona muy querida o con un cirujano cardiovascular, cuando se tienen ambas, es una gran suerte, y allí entonces si podemos hablar «A corazón abierto»

Es así como disfruto una conversación interrumpida por la distancia y por la tecnología, pero que entre trozos y trozos hemos logrado armar una historia llena de años, de cuentos, anécdotas y de nostalgia, claro que sí,  de un hombre que ha sido para Venezuela, honra de muchas generaciones, Manuel Penso, el médico que con su equipo hizo el primer trasplante de corazón en el país, también fue el primero en hacer trasplante de riñón. Después de él, nadie más ha hecho trasplantes de corazón en Venezuela.

Tuve la suerte de conocer al Dr. Penso en medio de una de las tantas campañas electorales que hemos tenido y cuando lo vi un día –parado como quién espera a alguien- en el Comando, sin saber quién era él, le pregunté que si lo podía ayudar en algo, y de manera muy determinante me dijo: «Soy yo quien viene a ayudar» a partir de ese momento, y acostumbrada más a escuchar pedidos que otra cosa, comenzamos una aventura electoral de ayuda mutua, donde cada uno hacía lo propio.

Preocupado —desde entonces— por la situación del país, que ya asomaba la tragedia que hoy vivimos, soñaba con trabajar GRATIS para cualquier institución de la salud, se proponía como pieza «ad honorem» y a disposición de Venezuela toda. Hablaba entonces de hacer una auditoría administrativa para conocer el descalabro del sistema de salud; hoy nuevamente, a sus 80 años, insiste más que nunca en la necesidad de conocer esa realidad económica y establecer responsabilidades, porque el capital más valioso de una sociedad es su capital humano, por eso hay que mantenerlo saludable, para que sea productivo y generarle un ambiente de seguridad y estabilidad para que pueda prosperar.

Su preocupación por Venezuela la destila en cada palabra, en cada recuerdo, su pasión por la medicina le hizo prometer a uno de sus grandes maestros brasileros  —durante un Congreso en Brasil, al  profesor Cervini—  que haría su primer trasplante y esa promesa fue una realidad, en la humanidad de  Víctor Bejarano en octubre de 1987, quien sobrevivió 10 años y no le falló su corazón,  murió de una infección pulmonar. Este evento tuvo resonancia Continental por el avance de la excelencia de la medicina en Venezuela.

¿Cómo es que usted decide hacer trasplantes en aquella Venezuela de los 80?

—Yo no creí que íbamos a hacer trasplantes en Venezuela, pero en pleno entierro de mi madre, se acercó un médico del Seguro Social y me entregó una carta donde me nombraban director del Pérez Carreño, para ocuparme solo de la parte médica, dije que no iba a firmar ni un cheque, porque la parte administrativa no me interesaba,  y así se me presentó la oportunidad de abrir el servicio cardiovascular en ese hospital. Teníamos 4 servicios de cirugía y el mismo número de traumatología. Había que cerrar uno de traumatología y vi el ambiente propicio, en espacio y en formación de recurso humano para empezar a trabajar el servicio de cirugía cardiovascular. Tomé el ambiente físico, pero necesitaba una sala de recuperación especial para los trasplantados.  Para entonces, el Presidente  mandó a decir que en el hospital no se podía tumbar ni una piedra. Logramos, en un fin de semana, hacer una habitación grande y que se compraron aparatos para hacer cirugías. Así comenzamos.

Mucho antes,   durante sus estudios en Brasil con el Prof. Cervini, el Dr. Penso  había comenzado a trabajar con animales, y desde aquel momento, quiso prepararse para hacer trasplantes, sin embargo, no pensó nunca que podría hacerlo en Venezuela.

En Brasil estaban listos para hacer ese primer trasplante, sin embargo  la ley allá no lo permitía, porque el corazón creían que también moría. Pero fue Brasil, el primer país en Latinoamérica que hizo un trasplante.

Con ganas de irme al pasado, tal vez para comparar, le pregunto ¿Cómo era la situación del país cuando usted hace la primera operación de corazón?

—Mucha dedicación, mucho trabajo. Llegar al trasplante significó trabajar muy duro, nunca se pensó que pudiéramos hacerlo, para ello se necesitaban muchas cosas, además de equipos, médicos y espacios físicos, mística, y encontrar un donante, esto último tal vez era lo más difícil. Así como un paciente a trasplantar que viviera en un ambiente físico adecuado, en buenas condiciones, con una familia capaz de cuidarlo. Todo eso teníamos que preverlo, y así fue.

«A partir de ese momento y en 5 años, entre el 87 y el 91 realizamos 7 trasplantes en el Pérez Carreño, más tarde hicimos 3 en la Clínica Ávila. No era fácil, porque los médicos teníamos que buscar, gestionar lo que necesitábamos para trabajar, pero ya ves que pudimos hacerlo, además cuando yo me empeño, me empeño»   
     

Sin embargo, la falta de material, equipos, hizo que no se continuara con  ese impulso que describe Manuel Penso. Años más tarde, vuelve al Pérez Carreño,  a reactivar el servicio cardiovascular, que hasta entonces se ocupaba solo de operaciones de várices, esta vez lo hace Ad Honorem. Y Cuenta: «Me llamaron a una reunión con el Ministerio de Sanidad y la  condición que imponía el Ministerio para reabrir el servicio Cardiovascular es que teníamos que tener un récord de al menos 100 operaciones por año, creo que porque nunca pensaron que yo podía operar a 100 pacientes al año y sobrepasamos la meta en 2001» Así volvió Penso y creó nuevamente un equipo. Hasta que poco tiempo después la política entró en el tema y la sala de conferencias de los médicos la convirtieron en una sede, de lo que hoy es el PSUV.

¿Cómo ve el futuro de la medicina en el país?

«Hay que profundizar en procesos de descentralización, prestar servicio de salud de primera calidad haciendo énfasis en la prevención, en mejorar los servicios básicos de cloacas, agua potable etc. con el fin de disminuir enfermedades como el dengue, que ha ido en aumento en un 20% anual, las enfermedades infectocontagiosas,  la Malaria en especial en el sur del país, Venezuela fue el primer país en el mundo que erradicó esta enfermedad; la desnutrición como resultado de la pobreza crítica.

«Se debe proceder a la reestructuración de la parte asistencial, comenzando por la organización de una red primaria de atención las 24 horas, con centros distribuidos por zona y por número de habitantes, en  los que se  deben atender en  primera instancia, para en caso de ser necesario, ser enviados a centros de segundo nivel  en los que se contaría con mayor equipamiento para el diagnóstico y/o tratamiento o a los hospitales de tercer nivel.

Y llegaron los cubanos…

¿Y no es esto Barrio Adentro, lo que usted describe?

«Barrio adentro» como concepto, es bueno, es justamente esa atención primaria, sin embargo este programa nunca tuvo calidad»

—La red de atención primaria podría funcionar en los centros ambulatorios ya existentes tanto del Ministerio de Sanidad, como del I.V.S.S. utilizando además los módulos de los barrios que se dedicarían no solo a la atención médica sino también a impulsar y promover la prevención. Estos centros serían atendidos por los médicos recién graduados que deben cumplir con la pasantía rural.

Hoy Venezuela tiene el corazón partío

Es lamentable cuando revisamos las altas cifras de médicos que han tenido que salir del país y ahora ofrecen sus conocimientos en otras tierras, cuando vemos que no solo los hospitales no cuentan con las normas mínimas de salubridad, vemos a niños recién nacidos en cajas de cartón y no hay medicinas ni para curar una gripe. El Dr. Penso habla y habla sin parar de todo lo que habría que hacer en el país, desde hace años se ofrece como voluntario para ayudar, ese tal vez sea su sueño más significativo, como hombre sencillo que es.

Mantiene aún recuerdos de sus pacientes y lleva consigo un crucifijo que usa a diario y bendice sus manos, regalo de una mujer trasplantada.

A manera de reflexión y de recuento, él mismo se pregunta, ¿Cuántos pacientes han fallecido por falta de atención?  ¿A quién se debe responsabilizar?  ¿Cuál es  la deuda  que mantienen los sectores que retienen las cotizaciones de los empleados, siendo bien conocido que el principal deudor es el ESTADO? ¿En qué se han  dilapidado los fondos de pensiones y jubilaciones? ¿Además existe una deuda  multimillonaria con las casas  distribuidoras de material y  equipos? Y en medio de esta crisis mantiene la esperanza de hacer una entrega al país.

Se pregunta cómo puede haber salud si vives en un barrio con calles de tierra. «Hemos involucionado hasta llegar al primitivismo»

Recuerda a su equipo por la excelencia, la dedicación y destaca el nombre de Basil Kalvadij, su primer ayudante, quien lamentablemente, hoy tampoco está en Venezuela.

Manuel Penso, con un extenso curriculum, formado en nuestra Universidad Central de Venezuela con estudios de Post Grado en Brasil y Estados Unidos, nos honra como país y nos ofrece la esperanza de que con mística y ganas de hacer las cosas, si podemos llegar a la excelencia y poner nuestro nombre en alto.

 Conciencia, calidad, dedicación, formación de equipo y competencia, son algunos de los legados que nos deja este médico cirujano cardiovascular que hoy honra a Venezuela y al Continente con su vida. Manuel Penso, gracias!