«Bernardo Álvarez, Viceministro de
Energía y Minas -para entonces- me pidió que no diera mi versión»
Así lo expresó, Dag Mork Ulnes, quien fuera el Embajador de Noruega en Venezuela en el
2002
Uno de los testigos más
buscados con respecto al caso de la supuesta toma de la Embajada de Cuba por
Henrique Capriles Radonski, Alcalde del Municipio Baruta, para aquel momento,
fue el Embajador de Noruega, porque intentó mediar en el caso, por petición de
Bernardo Álvarez, pero no fue necesario, según le dijo por teléfono, el propio
Embajador de Cuba.

Recordar es vivir, y siempre vale la pena recordar aquellos terribles
días de abril del 2002 cuando tantas cosas sucedieron y en torno a él se han
contado tantas historias. La que traigo aquí es contada por uno de sus
protagonistas, el para entonces Embajador de Noruega en Venezuela, Dag Mork
Ulnes.
Con el embajador ya habíamos tenido la ocasión de conversar en el 2004,
mientras preparaba su mudanza para salir de Caracas, luego del referéndum
revocatorio. Pero esta vez quisimos refrescar –una vez más- aquellos sucesos de
la Embajada de Cuba en los cuales se ha querido inculpar al hoy candidato a la
presidencia de la República, Henrique Capriles Radonski y por lo que pagó meses
de cárcel y todavía se le endilgan culpas de las cuales el Embajador de Noruega
desmiente.
¿Qué pasó ese día, luego que Bernardo Álvarez le pidió asilo?
—La situación toda era muy confusa, nos sentamos a ver
juntos la televisión (Álvarez y el Embajador) y vimos que Capriles había
entrado a la Residencia del Embajador de Cuba y ambos, estaban hablando. Bernardo
me dijo que tenía que ponerme a disposición de Germán Sánchez Otero para
mediar. Tomó de inmediato su celular, llamó al Embajador y me pasó el
teléfono. Pregunté si podía hacer algo por
él, en el campo neutral y el Embajador me respondió textualmente: «No es necesario, todo está tranquilo, muchas gracias por su llamada,
pero todo transcurre de manera ordenada».
Esto por
supuesto se lo informé a Bernardo.
¿Y qué
pasó, usted dio su versión a medios de comunicación en Venezuela?
—Sí, por
supuesto, lo hice pero fui expuesto a una presión muy grande. Tanto telefónica
como personalmente.
¿Por
parte de quién fue esa presión?
—De
Bernardo, fundamentalmente venía de él, ya para entonces él era Embajador en
Washington e intentó por todos los medios que yo retirara la versión que había
dado a través de una entrevista, pero siempre me negué a hacer tal cosa.